El pasado 7 de diciembre, el presidente electo, Juan Martínez Flores, se reunió en Veracruz con integrantes del consejo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para intercambiar proyectos y propuestas relacionadas con el rescate y conservación de la zona arqueológica de Toxpan.
Durante la reunión, Juan Martínez fue recibido por el arqueólogo José Manuel Bañuelos Ledezma, delegado estatal del INAH, acompañado del arqueólogo Fernando Miranda Flores; la arquitecta Irma Becerril Martínez y los licenciados Dennis A. Lira Toxqui y Juan Alberto Hernández Ortiz.
“Expresé mi interés de que el gobierno municipal de Córdoba que encabezaré a partir del próximo 1 de enero, reciba toda la asesoría y apoyo del INAH para la protección y conservación del patrimonio cultural del municipio, así como el rescate de su zona arqueológica”, comentó el presidente electo.
De acuerdo con el investigador del INAH, el arqueólogo Fernando Miranda, la zona arqueológica se vio afectada desde el año 1940 por el crecimiento de la ciudad hacia la zona norte del río San Antonio, aunque el área sagrada del sitio, que abarca cerca de 10 hectáreas de extensión, se preservó con escasas alteraciones.
“Actualmente se conservan restos de 21 estructuras arqueológicas inexploradas, destacando: la plaza central de 90 metros de largo por 70 metros de ancho, delimitada por tres enormes montículos de piedra y tierra, con altura de más de 15 metros.
Al sur se encuentra otro conjunto donde se halla la plaza sur de 50 metros de largo por 40 metros de ancho, con dos pequeños montículos piramidales y una cancha de juego de pelota de 75 metros de largo”, refiere el arqueólogo.
Su fundación inició hace más de 2100 años y vivió su esplendor en el periodo Clásico, entre los años 300 y 600 d.C., cuando fue habitada por agricultores, artesanos, comerciantes y sacerdotes. Toxpan formó parte de la ruta de intermedio comercial y cultural entre el altiplano central y el sureste de México.